"... pero con los medios sociales, hemos creado un escenario de constante drama artificial. Cada día una nueva persona emerge como un magnífico héroe o un villano repugnante." - Jon Ronson (So you've been publicly shamed).
En esta época de plataformas digitales todos tenemos un espacio para opinar. Y a juzgar por la cantidad de información que compartimos cada vez lo aprovechamos más. ¿Pero a qué se debe que estemos constantemente compartiendo lo que pensamos? Permítanme ofrecerles 5 razones:
1. Amos y esclavos de la información
Este interesante estudio del 2010 hace uso del sistema hegeliano para caracterizar dos grupos: Los amos de la información y los esclavos que la recibimos. Entre los amos podemos encontrar los servicios técnicos (motores de búsqueda), los intermediarios semánticos (curadores) y los servicios de expertos (colecciones de información específica); pero el problema es que los esclavos (nosotros) no hacemos uso de suficientes herramientas para procesar dicha cantidad de información. Las herramientas existen (el estudio las define como Datos, Investigación, Teoría y Metodología), pero la realidad es que muy pocas veces las utilizamos. ¿Por qué?
2. La maldición de la inmediatez
Antes del Internet nuestra comunicación tomaba tiempo. Si alguien escribía una carta, el receptor tenía mucho tiempo para pensarla, procesarla y redactar una respuesta pensada. Con los medios digitales la facilidad de comentar, contestar y responder nos lleva a reacciones viscerales, emocionales y muchas veces irracionales. El tiempo entre el estímulo del mensaje y nuestra respuesta es mucho menor, eso modifica el tono de nuestra comunicación y nos inhibe para usar las herramientas necesarias para razonar.
3. "A donde va Vicente..."
Este viejo refrán toma aún más relevancia en la era digital. De hecho, tiene un nombre: El Efecto Arrastre. Las redes sociales son ideales para propagarlo pues nos juntan con un montón de personas que piensan de forma muy similar a nosotros. Ahí mismo en Wikipedia se menciona el Argumentum Ad Populum: "Para la mayoría, A. Por lo tanto, A."
4. Cascadas de Disponibilidad
Timur Kuran y Carl Sunstein proponen otro concepto interesante en este artículo académico que define las "Cascadas" como: "Percepciones expresadas que detonan cadenas de respuesta individual logrando que parezcan posibles a través de su creciente disponibilidad en el discurso público". Es decir: Entre más veamos una idea repetirse y discutirse por gente y medios más la validamos como cierta, aún cuando no tengamos contexto y pruebas para comprobarla.
5. No somos tan inteligentes como creemos
Esta es una de las razones más reveladoras (llegué a ella gracias a una conversación con mi buen amigo Ramiro Casó, del que siempre aprendo algo) y se llama El Efecto Dunning-Kruger. Explicado de forma muy simple, este estudio nos dice que entre menos conocimiento y habilidad tengamos de algo tenemos más posibilidad de creer que sabemos más que los demás. Piense en los comentarios de Facebook: ¿Le suena familiar?
Así que la próxima vez que quiera opinar de algo, piense un poco. Pregúntese si tiene suficiente contexto para emitir una opinión o más importante aún: si cuenta con las herramientas y conocimiento para aportar valor a las personas que lo siguen.
La libertad de expresión también incluye el derecho a quedarnos callados.
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Este post fue publicado originalmente como un envió del Correo del Viernes. Si desea suscribirse puede hacerlo en este link.